La Paz lo recibe a uno con la mejor de las intenciones, si llega en avión al menos: la de hacerlo sufrir fuerte a uno en el primer momento y después bajar la intensidad. El Aeropuerto Internacional El Alto (que sirve como aeropuerto de La Paz, pese a estar en la ciudad vecina-siamesa de El Alto) se encuentra a unos miseros 4000 metros de altura, poco menos que 400 metros más que La Paz en sí. Es como un chantajista que comienza su plan para sacarte dinero mostrándole tus fotos comprometedoras a tu esposa, hijos y jefe. Y después, con mirada socarrona y gestito canchero te dice «Y ahora, si no me das plata, estas fotos en las que estás desnudo, untado en miel y bailando lambada con un cura se las voy a mandar al bañero que cuidaba la playa en la que pasaste una tarde en las vacaciones de verano del 84». Es una táctica condenada al fracaso.
Igualmente, los efectos de la altura son reales, especialmente…
… los efectos en los deportistas y ya fueron comentados en detalle por Corbatta en este artículo que publicó hace un rato. Recomiendo leerlo para entender porque Di Maria debería… iba a decir «pensar», pero no sé si aplica… intuir mudarse a La Paz para convertirse en el mejor jugador argentino de la historia. De Bolivia. Y como los efectos son reales y constatados, son algo a tener en cuenta a la hora de planear los partidos en La Paz.
Las estadísticas no mienten: la selección Argentina sólo ganó tres veces en la ciudad cuyo lema es «Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria»… O sea, en La Paz. No sé si se había entendido… La primera vez fue en 1953, con dos goles de Artime, el eterno goleador de Belgrano de Córdoba que ya hacía goles antes de nacer, en la forma de su propio padre. La segunda (la que nos interesa) fue en el 73, apelando a la preparación y el golpe de efecto. La tercera en 2005 con un equipo armado por Pekerman con jugadores ligeritos de pronta recuperación y goles de Galleti y Figueroa.
Hay muchos métodos para combatir la altura, pero yo me quedo con los clásicos, no me vengan con viagras y cámaras hiperbáricas : llegar sobre la hora del partido para no tener tiempo de entrar en pánico y ahogarse recién en el tercer pique; llegar un mes antes para aclimatarse (impracticable con los calendarios actuales, salvo que lleves jugadores de los que entrenan libres en el predio Ernesto Monte) o, mi preferida, llevar un cuchillo así de grande para cortarle la mejilla al delantero centro después de que te pegue la policia. Esta última tampoco resulta, pero al menos deja un montón de anecdotas para contarle a los nietos.
Vamos con la historia que nos interesa:
En 1970 Argentina no clasificó para el Mundial. Esto podría no considerarse un fracaso si no fuese porque fue, en efecto y sin dudas, un fracaso. En 1973, con la AFA intervenida y un país conflictuado, era imperativo que no se repitiera la desilusión, bajo riesgo de que se cayera en un caos social que pudiera llevar a… no sé… un golpe de estado, ponele… Para lograr el objetivo de clasificarse, Omar Sivori fue designado técnico de la selección y puesto a cargo de todo el proyecto. Fue él quien decidió, al acercarse el partido en la altura de La Paz, que lo que había que hacer era armar un equipo alternativo al que jugaba normalmente los partidos de eliminatoria, un equipo de gente perdida, cuya ausencia nadie fuera a notar, gente sin familia, amigos, acredores, que pudiera estar un mes antes del partido entrenandose en Jujuy sin que nadie dijera nada… desaparecidos en democracia, bah.
Este equipo quedó bajo la dirección de Miguel Ignotomirie… digo… Ignomiriello y tuvo algunos nombres que a futuro serían de importancia, como Kempes, Poy, Bochini, Trobianni. El problema fue que, en la AFA, literalmente se olvidaron de que la existencia de este equipo. En su biografía Kempes cuenta que el hotel era de mala muerte y que para subsistir tuvieron que arreglar amistosos por plata con equipos de la zona para juntar dinero para ir al super (¿No era más fácil llamar a la AFA y decirles «Che, ¿se acuerdan de nosotros?). Es por esto que comenzaron a llamarse a sí mismos el «Equipo fantasma» porque nadie se acordaba que existían. Aunque uno supone que de tener un fantasma en la casa uno no se olvidaría. Deberían haberse hecho llamar Equipo Lugar en que dejé el control remoto o Equipo ¡KEVIN!
Para el momento del partido, esta selección fue reforzada con jugadores de la selección estable y ganaron 1 a 0, con gol de Oscar Fornari, en el único partido que jugó con la celeste y blanca (que no es lo mismo que la Blanquiceleste). Pero lo realmente importante es que, antes del partido y como una humorada y demostrando un gran sentido de lo social y políticamente correcto, los jugadores decidieron sacarse esta foto:
Está claro que esta es la foto que tenía que usar La Paz y no la foto desnudo, untado en miel, bailando lambada con el cura.
Pero por muy fuerte que sea esta foto, no nos quisimos quedar en lo conocido e investigamos a fondo y conseguimos, EN EXCLUSIVA, estas otras fotos de la selección fantasma.
Cumpliendose los 40 años de esta gesta, queríamos recordarla aunque sea brevemente y nos retiramos, rogando nunca más tener que ver páginas y páginas de fotos del KKK (aunque les dejo esta página que nos muestra el KKK en el día a día y que la rompe: LINK).
buenísimo! qué bárbaro el partido contra los all blacks… qué recuerdos…
ah y ese link es genial, los racistas tambien son gente (?)
La barrera!