«El clásico de los equipos en desarrollo que más han crecido en los últimos años» diría un periodista deportivo de la vieja guardia, un abogado que fracasó en los tribunales y comenta los partidos usando palabras sacadas del código penal. «El clásico posmoderno» diría uno de la nueva camada, alguien que recibió su licenciatura en ciencias de la comunicación en una universidad privada y se dedica al periodismo deportivo para demostrarle al mundo que más allá de que se crió mirando rugby tiene feeling con los deportes de las clases populares. Ahora, ¿es realmente un clásico el enfrentamiento entre Danubio y Defensor? Contextualicemos un poco.
Convivieron durante muchos años sin “clasiquear” pero a partir de los 80’ la cosa empezó a cambiar. La estética fue la piedra filosofal. Danubio un equipo por historia lírico, romanticón, que apostaba a un fútbol ofensivo y alegre se empezó a topar con un Defensor que defendía con 11 jugadores, con los alcanzapelotas y hasta con el equipier. Cuando ganaba Danubio su hinchada corebea “ole” a todo volumen mientras los de Defensor se iban cabizbajos. Cuando los “tuertos” ganaban y su hinchada cantaba “… y ya lo ve, y ya lo ve, el antifútbol otra vez” se escuchaban las quejas de los derrotados que decían “así no se puede jugar, es imposible”. Ya pasado en primer lustro de los 80’, no sólo la estética los enfrenta, por esa época Defensor hace una movida maestra e inaugura el “Complejo Pichincha”, unas canchas para sus juveniles en la zona de Danubio, muy alejada de su lugar original robándole jugadores que por influencia barrial le pertenecían a Danubio. Las miradas ya eran bravas, la molestia y el rencor seguían en aumento.
En los 90’, comienza a nivel de juveniles el verdadero enfrentamiento deportivo. Las formativas de ambos se hacen fuertes, empiezan a ganar campeonatos, juegan finales entre ellos y forman jugadores absolutamente distintos. Los de Danubio son más desfachatados, irresponsables en la cancha. Los de Defensor se muestran más robóticos, fríos pero contundentes. Era cuestión de esperar un tiempo, de que estos jugadores llegaran a la primera para que la rivalidad en la cancha se contagiara en las tribunas. En la segunda mitad de los 90’ llega a Montevideo el cable y con el cable “El aguante”, programa funesto por excelencia. Y ahora sí, las nuevas generaciones “barrabravizadas” sueñan con salir en la tele gritando cual mandril en celo a quién odian más. Las botijadas de Danubio y Defensor, sin un vecino barrial a quién insultar, se vieron a lo lejos y se juraron odio de por vida. El odio hacía su presentación aunque falta el principal ingrediente, el que nunca falla. El odio de clase.
Defensor tiene su origen en barrios pudientes y su hinchada pasea orgullosa por las canchas de la cuidad su fina estampa burguesa. Ellos dicen ser una hinchada respetuosa, se sienten orgullosos de que personalidades importantes de la cultura sean hinchas de su equipo y ser por eso una hinchada diferente, inteligente, seria, con bonomía, aunque incluyan en esa descripción a reconocidos publicistas.
Danubio proviene de un barrio obrero lleno de fábricas textiles que con cada crisis fueron cerrando lo que hizo que en el barrio se formaran cinturones de exclusión. Con todos los prejuicios que se viven en estos días, por supuesto que la hinchada de Danubio es vista como una hinchada brava, de malandras que viven de la beneficiencia estatal y de robar a los que pagan sus impuestos.
Pues bien, este domingo, a las diez y cuarto de la mañana, habrá otra edición de este ¿clásico? con los hinchas de Defensor gritándole “lateros y negros mugrientos” a los de Danubio y estos que gritarán “son todos floggers la puta que lo parió”. La comodidad de los barrios costeros versus el Montevideo más profundo.
De un lado Jaime”hace como 20 años que no escribo una buena canción” Roos con su homenaje a Defensor a todo lujo ochentero
Frente a Jorge Lazaroff más low-fi en un homenaje al cuadro que fundó su padre y al cual su abuela búlgara le dio el nombre
Epa, a los 2 los auspicia Lee?
La verdad sea dicha, mi viejo no tenía cuadro, aunque tenía una tendencia aurinegra. Pero algo lo definió definitivamente, hasta sus últimos días como hincha violeta. Pero el BB, zurdo de la primera hora, se identificó con la casaca violeta. Sostenía -y eso pasa a ser parte de un mito urbano- que el DT del Defensor que sale campeón uruguayo en 1976 (primer equipo en derrocar la hegemonía de los grandes) era comunista. La vuelta olímpica la dan en el sentido contrario a todas las anteriores y esto alimenta el mito contestatario de este cuadro. Ahora, sensaciones encontradas complican el mito. Un cuadro que tal parece se tilda de zurdo y que tuvo un jugador al que la dictadura le cortó la carrera por haberle dedicado el campeonato a su hermano que se encontraba preso en el Penal de Libertad, era comandado -y bien decimos comandado- por una ex figura castrense como lo fue el Coronel Luis Franzini. Si a esto le sumamos el beneplácito municipal al cederle un terreno idem, para emplazar su estadio, todo se confunde más aun. Pero hay una cosa que si detesto de Defensor, y es que el peor mercader de la publicidad uruguaya un tal Pipe Stain (como lo marcan ustedes y no quiero entrar en otras implicancias que lo marcan y tiene que ver con mi ascendencia) sea hincha de este cuadro. Esto me revuelve las tripas. Pero que se le va ser, al BB le tengo que dar la derecha (aunque suene contradictorio). Así la lucha de clases, creemos se ve más que nunca cuando se enfrentan estos dos cuadros. así como las contradicciones sociales de hoy. Porque si hablamos en términos socio-políticos, Defensor sería un partido social demócrata de la izquierda caviar y Danubio la verdadera resistencia de la izquierda sumergida. Pero en el mundo que nos toca vivir, estos límites no son tan claros y menos estas definiciones. Todo esto aceita la concepción de clásico. Aunque nunca va a ser un clásico para los pseudo cuadros grandes, ni para los periodistas alcagûetes. Pero para los pibes que se enfrentaron y se enfrentan mañana creo que sí lo es. Más allá de la bobada pendenciera de las barras, (que dicho sea de paso la del violeta no existe). Pero si Huracán-San Lorenzo en un clásico, dejame de joder, este es un clásico y pico.
Como hincha de DANUBIO no me detengo a pensar en izquierda o derecha en pobres o ricos en barrasbravas o en cajetillas.En años como hincha he visto a Morgade gritando a viva voz «cuadro miliquero« o ´´fachos p…´´ en tiempos que las hinchadas se mezclaban y tambien al CHONCHO sentado en la tribuna.Izquierdistas radicales?Derechistas de comiseria? No me parece ni una ni la otra… si se podria decir que la mezcla de clases se daba en el complejo con cada bocinazo de los autos violetas ,en nuestro humilde barrio en que se enclava nuestro estadio y lo opuesto para el Franzini pero por sobre todo simpre fue (o mas bien era) diferencias futbolisticas en cuanto a como practicar futbol..antifutbol por un lado ,buen juego por el otro.Lo unico que me queda claro es que junto a otros dos cuadros que no quiero nombrar les quiero ganar siempre
Muy bueno el postero y lo comentarios, pero…… al final La Farola iluminó La Curva (3 a 1)
Peñarol Peñarol y siempre Peñarol