Dice el saber popular que la venganza es un plato que se come caliente, sentado en una reposera, acompañado con una caipirinha y mirando el mar. Quienes se reían de Tahití cuando perdió 10-0 con España en la Copa de las Confederaciones deberán ahora tragarse sus risas (con lo difícil que es eso) porque la selección oceánica ya está entre los 4 mejores equipos del mundo. Porque es muy fácil jugar en una cancha de verde césped bien cortado, de grandes dimensiones y con las líneas de cal bien pintadas, pero hay que ir a jugar a las playas de Tahití (donde la selección homónima hace las veces de local), entre la arena blanca, el clima acogedor, un mar cristalino y paisajes paradisíacos por donde se mire. Ahí te quiero ver, bah no a vos, lo quiero ver a Iniesta manteniendo la posesión del balón un 80%, haciendo circular la pelota eternamente sin poder regar la arena seca previamente.
Así es que la selección de Fútbol Playa de Tahití goleó 6-1 a su similar de Argentina (espero que después de esto tengan la dignidad de renunciar Grondona, Bilardo y Sabella) y se metió en las semifinales del Mundial de la especialidad, donde lo espera Rusia, el vigente campeón, que derrotó a Irán por 6 a 5. La otra semifinal la jugarán Brasil (el inventor de este deporte y múltiple campeón) y España (que derrotó a Tahití en la fase de grupos por 4 a 2).
Podrá ser completa y total la venganza de estos guerreros maoríes? En unos días lo sabremos. Por lo pronto, esperemos que no venga un tsunami que arrase con toda la isla y nos prive de vivir estas apasionantes semifinales.