Cuando los recursos se agotan, aparecen las soluciones mágicas. Futbolísticamente sólo queda poner a Afranchino, así que mejor buscar otras opciones:
– La religión (bien vista por el ambiente)
– La psicología (sólo superada por el soborno como palabra tabú)
Y hablando de psicología, La Nación le da un pequeño respiro al caso Shocklender y nos explica
«Existe en el hincha un proceso de identificación simbólica con el club o la camiseta que, en general, representan las búsquedas de figuras sustitutivas de los padres. Cuando se produce un desajuste entre el rol adjudicado a él/los ídolos (caída del ideal: patria, club, etc.), la idolatría muestra su reverso en un alto grado de hostilidad, proporcional al grado de frustración sufrida». «La falta de ídolos nos confronta con nuestra propia falta, algo difícil de aceptar y tolerar».
«Las afecciones o enfermedades psicosomáticas son las más comunes en momentos como éste. Pueden presentarse taquicardias, trastornos respiratorios, psoriasis, por citar algunas. En la mente, sucede una hiperideación, que es el pensar todo el tiempo sobre el mismo tema. Varios recurren a los ansiolíticos, como el Rivotril (Clonazepam), para calmar la angustia. Por último, sufren en sus relaciones interpersonales debido a que este tipo de situaciones los aísla de lo que suele ser su normalidad. No quieren comunicarse con su entorno».
Además de todo lo mencionado, según aseguraron los profesionales, los hinchas de River son aquejados hoy por cuadros de angustia, depresión, ansiedad, insomnio, falta de apetito, entre otras emociones.
Sin palabras.
Ah, pero qué colegas pelotudos! Perdoname, Corbatta, pero tenemos que pasar a la clandestinidad y tomar las armas contra estos serviles del sentido común.
Sí, se dice que crecieron 50% las consultas psicológicas en esta semana
y otra cosa: si buscan figuras sustitutivas de los padres, los hinchas de river, automáticamente, y casi en el mismo movimiento, deberían hacerse hinchas de boca