Desde la aparición Willie, aquel león vestido de hooligan en 1966, la presencia de las mascotas en las copas mundiales de la FIFA ha sido más y más relevante. En 50 años de historia, hemos visto pasar desde amables pimientos latinoamericanos como Piqué, hasta cómplices de la dictadura como Gauchito, engendros tenebrosos como Naranjito, producto quizás de algún errado experimento genético, y el extraordinario Ciao (¿Hola? ¿Chau?), un autómata formado por cubos de colores y cabeza de pelota, sin ningún tipo de expresividad e incapaz de generar cualquier clase de empatía.
Ante semejantes antecedentes, no son pocos los que consideran a las mascotas un elemento indispensable en el evento. Sin ir tan lejos, sí diremos que, al menos para quien escribe, la Copa Mundial comienza el día que la mascota es elegida, y probablemente termina en ese mismo momento.
Rusia 2018
Para la edición venidera de 2018, el sentido común («el menos sentido de los comunes», le digo yo) nos sugería la presencia de algún animal típico de Rusia, ya sea por su fauna o su simbología. Es cierto que los osos ya habían sido representados con el ambiguo Misha, en Moscú 80, o el oso polar de Sochi 2014. ¿Pero por qué no un zorrillo o un oso hormiguero? No, la democracia (también llamada «demogarcha» por sus detractores en la red) extendió sus feroces tentáculos electrónicos y es entonces que, mediante Internet, rusos de todo el planeta se han manifestado para elegir entre tres opciones previamente autorizadas por el gobierno, intervención imprescindible para que no se desmadre todo y evitar que la gente vote como mascota a Hitler o al caníbal alemán que se comió a un tipo y lo filmó (dos opciones que no estaban explícitamente prohibidas en un principio, pero que no por poco probables eran imposibles).
Los candidatos
CAT (кот): El más indignante. Me revuelvo en mi tumba de sólo pensar en los pobres perros que arriesgaron su vida para que Rusia se impusiera en la carrera espacial llevando nuevos conocimientos a la humanidad y gloria al régimen socialista. No sólo fue Laika (ladradora), perra emblema de los avances científicos que ni es necesario presentar; no me olvido, por ejemplo, de Belka y Strelka, que junto a 42 ratones y 1 conejo viajaron al espacio y volviendo con vida, siendo las primeras criaturas terrestres en desarrollar semejante proeza. Efectivamente, en aquella expedición no hubo un solo gato: todos se excusaron o directamente se hicieron los sordos cuando fueron convocados por su Patria. Y ahora les pagan así (o sea, mucho, no les tendrían que pagar nada).
La siempre nefasta FIFA lo define como
«As a cat, he has a natural affinity to balls of all kind. He trained a lot with his brothers, masterminding midfield combinations and successfully anticipating shots when playing in goal. He has always got his eye on the ball!».
Lo de que por ser gato tiene un afinidad natural por las pelotas de todo tipo es una afirmación algo ambigua y con poco respaldo. Tampoco vemos combinaciones en el mediocampo durante su exhibición en video. Sólo lo vemos, como todo gato, comportándose con egoísmo y egolatría, llevando la pelota en un estadio vacío donde se producen chispazos en las plateas, probablemente producto de desperfectos en las aún incompletas infraestructuras de la Copa.
Tiger (тигр): Un tigre parece una opción más sensata, aunque no vemos realmente un tigre siberiano, como prometen los brochures que nos entregó la FIFA, sino un tigre común, de la jungla (aunque es cierto que quizás nuestra idea de cómo es un tigre siberiano se corresponda más con imaginarios producto de los dibujos animados que de la realidad).
Según la FIFA,…
Tiger has great speed and stamina and likes to run with the ball – sometimes getting carried away and running the whole length of the field.
No creemos que sea un buen mensaje para los niños que el fútbol deba jugarse corriendo todo el tiempo y a lo largo de toda la cancha. ¿Por qué siempre se pondera lo físico? ¿Cuándo habrá una mascota que sea un enganche o un cinco criterioso, de buena pegada? Parece que nunca.
Valeria Taburenko, su creadora, dice, tras dejar un espacio: » Quiere viajar al espacio y ganar partidos de fútbol». Qué tendrá que ver una cosa con la otra, ¿no? Y si bien toda ambición es respetable, la prudencia nos invita a pensar que ante un utopía espacial y una meta deportiva, nos inclinemos por la segunda. Sin embargo, Tigre no se desprende jamás de su traje espacial, lo que no le facilita las cosas a la hora de pararla de pecho, como puede apreciarse en el video. Lo que es indiscutible es que, más que en el fútbol, esta mascota está mucho más interesada en promocionar el desarrollo de la tecnología espacial (que fue construida hace mucho, como ya dijimos, por especies mucho más adaptables al espacio de un cohete). Por soñador, loco y nostálgico de la era soviética, Tigre es nuestro favorito.
Lobo (волк): Parece, a priori, más cercano a la fauna y geosuperficianaturalidad de las estepas rusas, y por eso es el favorito de todos. Ekaterina Bocharova, su creadora, afirmó que es «sedoso y tiene la bondad en sus ojos». No obstante, algunas imágenes nos llevan a pensar que se trata de un animal bastante pelotudo y proclive a abusar del contacto físico:
Respecto a por qué usa gafas para soldar reina un absoluto hermetismo de parte de las autoridades. Se habla de una posible clamidia, aunque los más cautos señalan que no es un lobo de verdad sino un dibujo animado y no habría motivos para impulsar mascotas con enfermedades de transmisión sexual para luego ocultarlas.
Conclusión
Cuando ud. lea esto, el ganador habrá sido ya presentado por Ronado, «el fenómeno». No por eso queremos dejar de impulsar nuestro respaldo a Tigre, que si bien no está a la altura de un Ciao, representa dignamente la ilusión y el poco contacto con la realidad que ha definido a los rusos por generaciones. Zdorov’ye, Tigre!