Bola Sin Manija

Fundamentalistas de la verdad alternativa

Historias olvidadas de mundiales (1ra entrega)

Quedan menos de 15o días para que comience el evento no relacionado directamente con nuestras vidas más importante de nuestras vidas. Ese que nos ayuda a separar diferentes eventos y etapas de nuestra propia biografía, que de hecho nos ayuda a localizarlos temporalmente, que nos aúna con gente que normalmente nada tiene que hacer frente al televisor cuando hay un partido de fútbol. A pesar de que nuestra conciencia nos ha presionado insistentemente con motivos muy valederos para que lo dejemos de amar, no podemos dejar de hacerlo. Es el mundial, loco.

Sí, la FIFA es una mierda, es una entidad que corrompió en todo sentido al fútbol, hasta en el estético, uniformando estadios, camisetas, pelotas o difuminándolos en una identidad pintorequista global que cree que por poner un armadillo de mascota ya le está dando un color local al torneo. Además se juega mal, ya ni siquiera es deportivamente el torneo con más estrellas ni en el que mejor se juega. Pero como diría Icona Pop: no nos importa, nos encanta.

Este prólogo fue para introducirlos a esta serie de historias de mundiales que iremos presentando sin un orden ni una periodicidad preestablecidas. La primera es sobre un repechaje para entrar al mundial, ya que inicialmente este post iba a formar parte de una colección de repechajes divertidos a postearse allá por octubre, cuando los repechajes estaban de moda. Pero no importa, aquí está.

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Todos recordamos el repechaje del 93, cuando nuestra albiceleste, con Maradona, Balbo y Mc Allister, peleó angustiosamente por un lugar en el mundial 94 contra la amateur Australia de los Vidmar, post vergüenza a tapa negra contra Colombia; o los múltiples repechajes jugados por Uruguay contra Australia, Costa Rica o Jordania. Incluso, alguno quizás recuerde la victoria de Colombia 1 a 0 ante Israel con gol del querido Palomo Usuriaga, lo que le permitió calificar para Italia 90′. Pero hay otras historias muy simpáticas de repechajes (y mal llamados repechajes) más desconocidas y que merecen ser leídas, porque las eliminatorias ya son el mundial (aunque el verdadero mundial empieza en octavos de final del mundial conocido popularmente como «el mundial»).  Aquí va una.

1934 Estados Unidos – México

Este partido no fue verdaderamente un repechaje, sino un partido dentro de las eliminatorias de Centroamérica y el Caribe, pero se llegó a él de una manera que lo hace muy parecido a un repechaje y por eso lo incluimos.

Antes de la hiperprofesionalización del fútbol, a los mundiales se clasificaba, algunas veces, ganando dos o tres partidos, muchas veces ganando uno solo y casi siempre ganando ninguno, y obteniendo el acceso a la copa simplemente por el retiro del rival o por invitación. En este caso, México sólo había jugado una especie de segunda ronda o ronda final (habiendo quedado libre en la primera) contra Cuba, que le había ganado a Haití. Por alguna razón, la llave contra los cubanos consistió en una especie de playoff al mejor de cinco partidos (o al menos eso deduzco) a jugarse siempre en el DF mexicano. Como era de esperar, el tri ganó tres partidos seguidos por varios goles de diferencia y con ello creyó haber clasificado al mundial, dado que ningún otro equipo de la región se había inscripto. Y tenían razón, estaban clasificados. Pero unas semanas más tarde llegó la tardía inscripción para jugar las eliminatorias de la Asociación de fútbol de los Estados Unidos, que  al parecer se había colgado un poco (no existía el Google Calendar). Si bien las fechas determinadas por la FIFA para la inscripción se habían cerrado hace mucho, las autoridades del fútbol mundial, tras un pequeño regaño a los norteamericanos por la procrastinación, decidieron darles una oportunidad y formalizaron un partido a todo o nada, y esta vez en serio, contra México por la clasificación.

Sin embargo, allí no terminaron los inconvenientes. Mexicanos y estadounideneses tardaron mucho en ponerse de acuerdo sobre dónde se iba a jugar ese trascendental partido, tanto que estaban a semanas del inicio del mundial y ese cupo permanecía incierto. La Italia de Mussollini, en una muestra de clientelismo futbolero impaciente, se ofreció a pagarles el pasaje para Roma a los dos equipos con tal de que resolvieran esa eliminatoria de una puta vez. Los equipos aceptaron y se embarcaron, literalmente, durante 15 días hasta que finalmente llegaron a Roma donde disputarían, por primera y quizás única vez en la historia, un partido clasificatorio en el mismo lugar donde se jugaría el mundial y a sólo unos días de su comienzo.

La única imagen que se tiene de aquel encuentro

La única imagen que se tiene de aquel encuentro

Estados Unidos sorprendió a todos y le ganó 4 a 2 a los mexicanos, que post partido decidieron quedarse a ver el mundial y recorrer un poco la península, aprovechando la generosidad del duce. Estados Unidos, por su parte, sólo jugó un partido en el mundial y lo hizo contra su mecenas, Italia, que lo goleó por siete goles a uno en un resultado que no sorprendió ni a propios ni a extraños.

Así era el mundial antes, desorganizado, improvisado y con muchos goles. Hoy por suerte, todo eso ha cambiado y el deporte se desarrolló lo suficiente como para que sepamos con varios meses de anticipación cuándo y quiénes empatarán 0 a 0 en la primera ronda.

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Esta entrada fue publicada en 17 de enero de 2014 por en Brasil 2014, Grandes Momentos, History, Selecciones, Varios y etiquetada con , , , , , , , , .

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