Quizás Ud sea uno de esos que cuando surge la propuesta de ir a un museo huya espantado y sólo piense en pasar la tarde jugando con la computadora. Quizás Ud no sepa que varios cuadros de Cezanne, Millet, Renoir, Monet y Manet «están en Orsay», no por delante del último defensor que habilita antes del arquero sino en el Museé d’Orsay, pinacoteca parisina del Impresionismo.
Y es que hay toda clase de museos. Sin ir más lejos -o sí, dado que ahora hablaré de Holanda- este cronista pasó frente al «Museo del Sexo» hace poco, y viendo cómo unas españolas cuarentonas posaban en la puerta para sus maridos que les sacaban una foto, les dijo por lo bajo a ellos: «¡vaya que esos coñitos ya están para el museo!» (sin aclararles si por su antigüedad o por la fama y la cantidad de visitas a cuestas).
Pero no nos vayamos de Berlín, adonde se va cuando uno pierde una prenda, pero también cuando uno quiere meterse en el Sacoa de todos los Sacoas. El Aleph de los Sacoas. Sí, el Computerspiele Museum, el cual visitamos en exclusiva para Ud. Un «must see» para los fans de los videojuegos del mundo. No se pierda cuando preguntamos por Scioli, ni tantos otros buenos momentos más: