La calidad charrúa

Uruguay ganó, ¿cómo siempre?. Bueno, desde este espaciop he sido bastante crítico del proceso Tabárez, no me gusta como hace jugar al cuadro, no me gusta que deje jugadores afuera por un test de inteligencia qué el sólo domina, pero debo reconocer que Uruguay no ganó cómo la historia moderna dice. Uruguay, dentro de sus limitaciones, empezó bien, intentando dominar y con algunas llegadas claras. Después dominio de Ghana hasta el gol de Muntari (pasado la hora). El segundo tiempo empieza con la entrada de Lodeiro por A.Fernández (jugador que se dice que es inteligente, pero juega menos que Cerati internado) y bueno, gol de Forlán, unos casi goles de Suárez, la entrada de Abreu que detiene todo el ataque uruguayo y el final del partido. Alargue, todos piensan que el estado físico africano se  sobrepone a los gustadores de asado sudamericanos. Sin embargo Uruguay, con un enganche y tres delanteros intenta ganarlo, Ghana se defiende. Termina el primer chico y cuando empieza el segundo chico. Ghana parece mejor, ataca, busca, Scotti (un civil uruguayo que fue al mundial y estando en Sudáfrica ganó un sorteo para entrar en un partido de cuartos de final) casi se hace un gol en contra. Y después sí, la jugada emocionante, un tiro libre a favor de Ghana (¿fue foul?), centro, rebotes, Suárez que la saca con las gambas, Suárez que la saca con las manos, panal, roja al goleador charrúa, ¿y ahora?, ¿tanto nadar para morir en la orilla?. El moreno de Ghana que revienta el travesaño y penales. La serie fatíidica, la lotería de los penales. La mayoría convierte, unos pocos erran, y llega Abreu, jugador que detesto profundamente, por su lobby constante, por su chauvinismo maradoniano. Y ahí está Abreu frente a la pelota, y el libro uruguayo moderno dice que hay que patearlo fuerte y al medio, sin embargo Abreu la pica, y cuando la pica le hace el mejor honor posible fútbol uruguayo que salió campeón mundial, a la garra charrúa y a la calidad charrúa. Y cuando lo festeja lo hace tranquilo, un inconsciente homenaje a Héctor Scarone, «el mago», campeóm mundial uruguayo que decía que gritar un gol de penal era una falta de respeto para los rivales.